Qué pena siente el alma. Una Violeta de fino aroma (a Fernandito)
Por Marta Luz Manríquez Morales Te gusta la Violeta Parra. Has escuchado sus canciones desde que estabas en mi vientre y ahora las cantas con tu vozarrón que quiere parecerse a tu ídolo Pavarotti. Esta canción en especial te gusta mucho sin que sepas por qué. La Violeta Parra era hija de un profesor como muchos de tu familia y de una campesina sabia como tu abuela. Era una mujer de pueblo, pero llena de la luz del genio y eso, eso es algo muy doloroso. Los genios, mi niño, están destinados a dar sin recibir nada a cambio, a entregarse, desgarrarse y arder para dar luz. Y eso causa mucha pena. Violeta estaba tan llena que se volcaba entera y seguía colmada. Pero a la vez se sentía muy sola. Se que tú te sientes solo, lo noto, soy tu madre. Yo también me siento así... sola, aunque haya mucha gente, y tal como tú vuelcas tu dolor rompiendo vidrios, yo lo vuelco escribiendo y, a veces, lastimando a los que amo. Incluyéndote. Incluyéndome, porque me lastimo a mí misma. La