¡¿porqué me matas mis hijos?! tus hijos están en sus casas bien protegidos tus hijos tienen luz y agua potable tus hijos tienen comida en sus mesas MIS HIJOS NO TIENEN NI AGUA NI COMIDA..
Por Marta Luz Manríquez Morales Quiero hablar de mi pueblo, de mi pequeño pueblo, mi Traiguén. Su nombre en Mapudungún o lengua del pueblo mapuche, significa "salto o caída de agua" TRAYEN-CO. Fue fundado como fuerte militar el 2 de diciembre de 1878 en lo que habían sido las tierras del cacique Quilapán. Su fundador fue Gregorio Urrutia. Rápidamente la villa creció, los franciscanos trajeron un convento y la población civil fue en aumento. En 1903 empezó a correr por sus calles el primer tren eléctrico de Latinoamérica. Llevaba desde el molino "El globo", de propiedad de don José Bunster, su carga de trigo hasta la estación. Hoy, esa misma locomotora , que era originalmente amarilla, pero que fue teñida de gris, un color más acorde con el espíritu chileno, está frente a la estación abandonada y vacía de trenes, en su pedestal. Muda testigo de la historia , duerme allí su sueño , mientras las manos irrespetuosas de jóvenes la rayan
Por Marta Luz Manríquez Morales Arrímate a mi lado, Victor, que tengo tanto que contarte Acá en el sur llueve, en Santiago el sol alto Y un aire de fiesta en las calles Para los que no recuerdan o no quieren recordar Un día como hoy, en primavera Hace una punta de años ya 39 años, como vuela el tiempo Tu vida el odio cegó Tus manos no soltaron la guitarra Pero tu alma se echó a volar ¿Nos tomamos un mate? Para empezar a conversar Quisimos cambiar el mundo Quisimos un país justo, feliz y en libertad Y una jauría de hienas furiosas Nos desgarró los sueños El canto del pueblo quiso silenciar Soportamos diecisiete años de dictadura A la sombra del general muerte Asesino entre asesinos, el traidor Pinochet Puedo perdonarlo algún día, pero aún no lo sé Las calles de mi país llenas de sangre Eso no lo olvidaré, aunque era una niña de trenzas rubias Y en la humanidad tenía fe. Muchos cayeron luchando, la lucha nunca acabó Hasta esta poeta con flores en las
Por Marta Luz Manríquez Morales Cuando yo era una niña de no más de diez añitos , iba a menudo por las tardes donde mi tía Elena Ramírez a tomar onces porque me atendía la Clarita Raiman , su nana , una mujer mapuche originaria de Lumaco. Tenía la Clarita unas manos morenitas que eran capaces de cortar leña y hacer pan amasado , cocinaba como los dioses , agregando a la cazuela un pichintún de merkén para darle sabor y adornando las ensaladas con perejil picado finito cuyo aroma encendía la gula. Pero lo que más me gustaba eran sus cuentos, epew se que se llaman ahora. Los había escuchado de la boca de su abuela junto al fogón y tenían una magia que solo conocen los cuentacuentos. Clarita me daba mate bien calientito y tortillas de rescoldo que ella misma preparaba . Siempre las abría calentitas como estaban por un lado y les metía queso o quesillo , el cual se derretía haciendo un manjar delicioso de ese pan tan sencillo. Al segundo mate , su voz ca
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