Día de la Mujer



Por Marta Manríquez Morales

Siempre son flores, y discursos bonitos. Celebrando a la mujer en su día... ¿acaso no recuerdan a las obreras muertas? El feminismo no es algo nuevo, no consiste en quemar sostenes o sujetadores. Durante siglos, la mujer ha sido relegada a un segundo plano. En la Biblia, Eva provocó la caída, y Adán, cobardemente se lavó las manos echándole la culpa. Lilit, su primera mujer, aparece como un demonio femenino.

Me llama la atención que aún hoy las mujeres que brillan por sí mismas sean vistas como una amenaza. La iglesia se niega a reconocer a María Magdalena como la compañera de Jeshua. Y en una estrategia muy machista la tratan de "prostituta". Este es un argumento reiterativo, descalificar a la mujer que destaca por encima del hombre. 
 
Un señor me replicó una vez que María Luisa Bombal no calificó para el premio nacional de literatura debido a sus "Escándalos" y me los nombró: era alcohólica y le disparó a un hombre. Ese mismo argumento usaron para descalificar a la escritora Valerie Solanas: era lesbiana y le disparó a Andy Warhol.

Karin Boye se suicidó, la Mistral era madre soltera y lesbiana, George Sand (Aurora Dupin) era ninfomaníaca... Dios ¿es que sus defectos están por sobre sus talentos? Nadie se queja del alcoholismo de Ernest Heminway, ni de la sífilis de Rimbaud, pues son hombres.

Por eso, celebrar este día me parece una ironía. Pienso en esas obreras que murieron pidiendo un sueldo justo, en las mujeres trabajadoras que hoy día sufren discriminación y no reciben un sueldo a su altura y en las víctimas de abuso y feminicidio. Por eso, varones, no flores ni palabras bonitas para acallar sus conciencias... JUSTICIA Y RESPETO, NADA MENOS QUE ESO.
 
 
Fotografía:  Lewis Hine - Operatives in Indianapolis Cotton Mill, 1908.

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