Karin Boye: una flor de fuego sueca


Por Marta Luz Manríquez Morales

A través de dos escritores chilenos llego a conocer a la flor de fuego sueca. Es Eduardo Embry Castro quien me la presenta primero. Luego Omar Pérez Santiago, que vivió su exilio en Suecia,  me obsequia su libro dedicado a Tomas Transtomer y allí está Karin. 
Primero me cautiva su imagen, no lo entiendo, un dejá-vú me desconcierta... "yo conozco a esta mujer ¿donde la he visto antes? "sí, su flequillo, sus ojos soñadores me recuerdan a mi abeja de fuego, a María Luisa Bombal.

Cuando leo su biografía y leo sus poemas y luego escucho como suena en el original sueco, entiendo. Nacida en 1900 vivió una intensa vida hasta que eligió dejarla en 1941.

No entiendo el sueco , pero la voz de mi amiga Thèrese se deslizaba en mi oído y sentía tan cercana a Karin que hubiera podido estirar mi mano y tocarla.

Karin era una mujer intensa que una vez que aceptó el fuego de sus entrañas y dejó a su marido para vivir libremente su sexualidad, ardió como una hoguera calentando la fría soledad de muchos que errabamos solitarios por el mundo. Prometeo -dice el mito-regaló el fuego de los dioses a los hombres y fue condenado a permanecer atado a un roca con un águila devorando sus entrañas.


Karin es también prometeica, da aquello que es exclusivo de los dioses al hombre común, es una antorcha que ilumina el camino a la libertad del espíritu y finalmente paga.

Sí... duele cuando los tallos brotan, Karin.

Duele cuando debemos dejar la comodidad de ser niñas y abrirnos como mujeres. Para recibir al hombre, para parir a los hijos, para ser nosotras mismas, sin tonos menores, intensas, intensas, intensas, ardientes como hogueras, como volcanes en erupción cubriendo con nuestro magma la tierra entera.


Descubrí además una cercanía entre los poetas suecos y los chilenos, genes del alma que se repiten en los unos y los otros y eso me ha llevado a descubrir un nuevo universo.

Pero sobre todo a Karin le debo el aceptarme a mí misma como una criatura de fuego y como una incansable sembradora.

Seguiré esperando ser eterna primaverera, aunque duela cuando brotan los tallos, Karin... aunque duela ser poeta.


Poemas de Karin Boye


Eres mi consuelo más puro
Eres mi consuelo más puro,
eres mi más firme protección,
eres lo mejor que tengo,
pues nada duele tanto como tú. No, nada duele tanto como tú.
Quemas como hielo y fuego,
cortas mi alma como acero:
tú eres lo mejor que tengo.


Los dioses

Los carros de los dioses
no sacuden las nubes,
avanzan deslizándose
callados como rayos de luz.
Los pasos de los dioses son
casi inaudibles,
como el susurro de la hierba
apenas presentido. Cautelosamente, cautelosamente
sigues los senderos
que tienen el aroma
de su proximidad vivificante.
¡No grites nombres!
Ellos huyen, te dejan
llena de palabras
en un mundo vacío.
El triunfo

El triunfo, el triunfo no tiene voz ninguna,
ningún frenético clamor de júbilo.
¿Existen caminos tan sencillos y llanos
bajo esa luz tan sobriamente austera?

El triunfo, el triunfo no tiene color alguno.
Frente a su mirada, la opulencia parece lastimosa.
Sereno y pálido en su pálida aureola
se aleja, silencioso, de la mentira y el estrépito. El triunfo, el triunfo, es raras veces visto,
pasa de largo, como un espíritu en visita.
Bienaventurado aquel a quien su claro espectro
espera con luces en la fiesta de la muerte.


Conocimiento

Todos esos prudentes de largas redes,
sólo encuentran la enorme carcajada del mar.
Amigos, ¿qué buscan ustedes en la playa?
El conocimiento nunca puede ser aprisionado,
jamás puede ser poseído.

Pero si tú, audaz como una gota
caes en el mar para disolverte
dispuesta para cualquier metamorfosis,
entonces despertarás con piel de ostra
y ojos verdes,
en vegas donde pacen los caballos de mar
y serás conocimiento.


El canto de Lilith

Las nubes cuelgan, pesadas,
maduran en la tibia oscuridad, donde se ocultan
racimos de uvas de nocturno azul
grávidas de vino,
que silenciosamente se vacían sobre la tierra,
grávidas del vino de la Profundidad,
grávidas de poder secreto
succionado del mar y del cielo
y amargo rocío en la región de la última tiniebla.

El vapor caliente de la vida
se condensa en gotas,
cae en la noche mortalmente silenciosa.
¡Alza la copa! Vas a aprisionar
la llave que conduce a donde nadie ha puesto su pisada,
la tierra donde el espíritu, libremente,
más allá de los límites del tiempo,
goza durante eternidades
cosas que nunca se imaginan, ni se ven, ni se sienten.

Detrás de mundos en vigilia
hierven extraños mares de deseo y maldición,
hornos de fundición de las profundidades,
de los que saltó, como una salpicadura,
cuanto podemos ver.

¿Te atreves a recorrer ese camino
trazado en el ebrio arrebato del horror?
Aterrorizada, dichosa,
llegarás a la oscura casa de las Madres eternas...

Frágil sobre aguas infinitas,
flor de la Profundidad, que no vió nunca su raíz,
libélula de un día, miedosa de la noche,
alguna vez te habrá de recibir la noche de las Madres!
La Muerte es negra de dolor.
La Muerte es blanca de deseo.
Sumergida en sus olas susurrantes
olvidarás la pálida costa brumosa de la vida.


Traducción de Carlos Vidales (2004) para la revista de poesía Arquitrave

Comentarios

  1. Y yo la he conocido a través suyo, Kika.

    Valioso texto.

    Un abrazo grande

    ResponderEliminar

  2. Poeta, Que caminas en busca de libros.
    Asomas tus asombros,
    en ciudad más grande que una aldea.

    Te topas con Pablo de Rocka,
    compras libros, tallados en artesanía.

    No alcanzas a leer,
    la tinta es débil.
    Sin proponerlo,
    Recita sus poemas al viento.

    ¿Por que sigues caminando poeta?, en busca de preguntas,
    Los poetas que no están,
    se encargan de visitarte.

    Karin, Karin,
    has bajado del olimpo,
    para reencarnarte en, María Luisa Bomabal.
    Gritan por las calles,
    al Sur de Chile,
    se siente, que las Placas Literarias si existen,
    el nombre de Karin, Karin,
    Que se ha reencarnado en María Luisa Bombal.
    Sigues caminando,
    los angeles siempre
    están Contigo.
    Aquellos ángeles que se esconden
    en en tu Minotauro.
    Aquel Minotauro que más de alguna noche lo has seducido.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

Traiguén, un pequeño pueblo al sur del mundo

Un mate junto a Víctor Jara

El origen del pueblo mapuche (epew relatado por Clara Raiman)