Quetzales y gorriones
Por Marta Luz Manríquez Morales
Un gran amigo me hizo notar que los gorriones cantan precioso y entonces pensé que los poetas grandes y pequeños somos iguales en el fondo y nos necesitamos los unos a los otros.
Juan Cameron, un grande, y Eduardo Embry Castro vinieron a mi convocatoria. Bárbara Calderón pidió venir y Julia Ortiz nos deslumbró como Virginia Ramos Poseck. La gracia popular del Canela y la poesía simple de Lubio Flores. Zulema es una maestra, no una profesora, lo suyo es vocación auténtica y su poesía es maravillosa. Oyéndolos me sentía pequeñita pero pronto comprendí que fue mi canto, mi trinar, el que los trajo a mi pueblo. Tal vez no sea tan deslumbrante, pero junto a ellos luzco feliz y armoniosa, mi gris resalta sus plumas azules y soy capaz de provocar una sonrisa en sus rostros.
Lamento a los que no pudieron venir y a los que no quisieron venir . Aprendí que nadie es más que el otro, todos hacemos lo nuestro lo mejor posible y que los poetas somos un clan que está disperso por el mundo, somos el clan de las cicatrices.
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