El farol y las mariposas

 (A Fernando y Elena Aldunate)


Por Marta Luz Manríquez Morales

Hace mucho tiempo, antes que la enfermedad me diera sus tarascones, me pediste un cuento sobre un farol y unas polillas.
Yo te comenté que siendo niña leí un cuento de la señora Elena Aldunate llamado "El señor de las mariposas". En este cuento una niña pequeñita , solitaria y feucha escapa del mundo de los adultos que es su casa y tras vagar por horas llega al anochecer hasta un farol en torno al cual vuelan mariposas nocturnas.
Las polillas son otra cosa y no me gustan porque se comen nuestra ropa y molestan en la noche.
Te conté en esa ocación que como tú, la niñita se sentía sola en un mundo de gente grande y que en el farol creyó ver a un señor hecho de luz que reunía a las mariposas en torno a sus manos . Pero nunca te conté el cuento que me pediste y, con el permiso de la señora Elena Aldunate , lo haré ahora.
En una ciudad cualquiera , a comienzos de la primavera, una anciana caminaba buscando algo.
No era tan vieja: Su piel morenita tenía arrugas , pero evocaba la suavidad de la juventud.Su cabello gris tenía mechones negros azabaches y sus ojos, también negros poseían una mirada infantil, pícara e inocente.
Su boca se había suavizado con los años y sus manitas eran , pese a la edad , las arruguitas y las venas azules, aún suaves y cálidas.
La anciana caminó hasta una plazoleta donde había un gran farol solitario. Sonriendo se dirigió hasta un banco que quedaba a unos cuantos pasos y se sentó a esperar que anocheciera
La gente pasaba muy de prisa , sin verla, ocupados en sus asuntos. Un par de perros la olfateó , movieron sus rabos y se marcharon.
Por fin, anocheció y el farol se encendió.
¿Sabes? miles de mariposas de colores volaron en torno a su luz.
De pronto, entre la luz amarillenta , apareció la figura de un señor que tenía las manos llenas de mariposas.
Se miraron y se reconocieron. Ella se puso de pie y le alargó una flor. Él le depositó una mariposa azul en el cabello gris y cantaron y bailaron con las mariposas durante toda la noche.
Nadie los veía porque tenían demasiado prisa , de modo que su rito fue solitario. Solo una gran luna de plata los miraba desde el cielo.
A la mañana siguiente, los hombres que hacían el aseo, encontraron hecho un ovillo a los pies del farol a una criatura que no se sabía si era una anciana o una niña.
Los cabellos tenían tanto mechones grises como negros azabaches. Una mano era pequeña como la de una niña de seis años y la otra era la arrugada y delgada de una anciana.
Su boca era la de una niñita que empieza a mudar los dientes , pero tenía en sus comisuras finas arrugas.
Los ojos abiertos eran brillantes como carbones encendidos.
Durante el baile , el Señor de las Mariposas, le preguntó si quería irse con él al reino de las mariposas y ella contestó que sí.
Y entonces descubrió que el rostro del Señor de las Mariposas era igual al rosto del abuelo del retrato que estaba en el salón cuando ella era niña. Solo que nunca lo conoció. Había muerto antes que ella naciera.
Y la anciana se volvió de nuevo una chiquilla de calcetines rotos y costras en las rodillas . de boquita grande y pelo tieso y se fue volando con las mariposas y el señor que se parecía al abuelo.
Por muchos días los científicos se preguntaron sobre el extraño cuerpo encontrado bajo el farol y finalmente lo sepultaron.Cuando lo hicieron y pusieron un nombre sobre la lápida, el farol estalló en mil pedazo.
¿ Crees , amor, que haya un farol mágico , con un señor mágico y mariposas encantadas para cada uno de nosotros?
Espero que en el mío esté la Tía Rebeca, nuestra mami Coco y tu abuelo Raúl para hacerme bailar , cantar y reir y recordar mi niñez y luego sunir conmigo al lugar donde ya no existan ni la pena ni el dolor.

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