Las mujeres decentes no escriben poesía (a Pedro Peña y Silvia Manríquez)


Por Marta Luz Manríquez Morales


Nunca lo pedí
me lo regalaron
Nunca lo ostenté
Era natural en mí
Desde niña lo cultivé
Vino de mi padre
y a mi hijo lo heredé

El arte de la poesía
viene en el alma
como un gen alelo
Algunas veces se pierde
con el paso de los años
otras crece con el paso del tiempo

Y este raro regalo
trae consigo
el viejo clásico
del don-maldición
Es una rosa de fuego
que arde en tus venas
y sus espinas te rompen
los hilos del corazón

casada un día
a los veinticinco años
con un muchachito
bello y huraño
me dió a beber veneno
en una frase fría
"Las mujeres decentes
no escriben poesía"

Y esta frase sencilla
acabó con mis sueños
roto mi matrimonio
la escucho de nuevo
porque sé que así
piensa otra gente querida
"Las mujeres decentes
no escriben poesía"

Las mujeres decentes
se quedan en su casa
dejan que el tiempo
les apague la llama
Se consumen virtuosas
No buscan amores
Se marchitan en sus jardines
no reparten al aire
impúdicos olores

Las mujeres decentes
arrullan a sus hijos
Los castran amorosamente
Los vuelven inválidos
Las mujeres decentes
No buscan caminos
Cierran sus ventanas
los postigos dejan bajos

Las mujeres decentes
No quieren ir al mar
No andan con los ojos encendidos
No quieren volar
Se cortan los labios
para no besar
Las mujeres decentes
son de aire y cristal

Las mujeres decentes
No piensan tanto
Sus pies se están tranquilos
Se afanan en quehaceres
domésticos sus manos
Y  se duermen con una oración
no con el nombre del amante
ardiendo en los labios

Las mujeres decentes
No escriben poesía
Yo no lo pedí
Vino conmigp
Es parte de mí
La marca de Caín
perdón, pero nací así

Solo he de estar quieta
en una fría tumba
He de dejar de amar
cuando el gusano se cebe en mi carne
cuandp ya no tenga ojos
para llorar las ofensas
cuando vuestro desprecio
ya no pueda alcanzarme
Y Cristo me de la mano
Magdalena , para perdonarme

Comentarios

Entradas populares de este blog

Traiguén, un pequeño pueblo al sur del mundo

Paya de los poetas

Un mate junto a Víctor Jara